Durante la época prehispánica, en el periodo clásico, la música y la danza tuvieron gran importancia. Esto puede notarse en las diferentes representaciones fechadas del 150-750 al 900 d. C. Y puede concluirse que formaron parte en las actividades rituales relacionadas con la fertilidad, con sacrificios y en el caso de la danza del Pochó, con el inframundo.
Cabe aclarar que el inframundo nada tiene que ver con lo que llamamos infierno, sino que se refiere a un lugar de preparación. La región de los muertos, la esfera de los dioses y los antepasados, que al morir se convertían ellos mismos en divinidades. Era una de las tres divisiones del universo según los mayas y se encontraba debajo de la tierra, y estaba dividido en 9 capas. Cada una de estas capas era gobernada por uno de los Bolontiku o Señores de la Noche.
En la danza del Pochó encontramos los tres tipos de instrumentos prehispánicos que fueron usados en las ceremonias religiosas. El shiquish, que es una vara de guarumo (palo hueco) el cual se rellena de semillas de una planta parecida al platanillo llamada "chángala", que al agitarlo produce sonido, perteneciente a los idiófonos. La "caja" que es un tambor parecido al zacatán o huéhuetl, nada más que mucho más corto perteneciente a los membranófonos y la "flauta Pochó", que esta hecha en carrizo y boquilla de cera negra con un cañón de pluma de pavo y pequeños silbatos de carrizo igual que utilizan los "tigres" que pertenecen a los aerófonos.
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