Y la bestia se hizo sentir con su feroz rugido......
La alegría de vestirnos de cojoes y de disfrutar al máximo nuestra danza hizo que el sábado se fuera en un abrir y cerrar de ojos.
La cita era en casa del amigo Roger Suarez. Todo estaba preparado. Los elementos para los cojoes, para los tigres (jaguares) y pochoveras esperaban ser usados por los asistentes.......
Pero, antes de vestirnos, teníamos que comer algo para aguantar el recorrido. Y las carnes ya estaban en el asador. La convivencia entre amigos es pieza fundamental en nuestra tradición ya que la envidia, rivalidad y egoísmo pueden provocar que nuestra herencia quede en el olvido.
Y la hora llegó. Los tigres amarraron sus tulipanes, los cojoes y las pochoveras adornaron sus sombreros.
Nosotros hicimos lo propio. Adornando sombreros, amarrando el sohol, las hojas de castaña, la sábana, la mascara, etc.......
Y el recorrido inició, alcanzamos la caja en la calle 44 y nuestro primer baile fue agotador. Pero la alegría nos hizo continuar en el recorrido. Y así, entre baile, harina, cojoes, pochoveras y tigres, espectadores y calor, mucho calor, llegamos al parque central donde la mayor concentración fue de pochoveras.
El carrizo sonó y el tambor retumbó, reuniendo a propios y extraños, para disfrutar al unísono la melodía de guerra, el llamado de la caja a luchar contra el dios Pochó...............
Agradecemos la hospitalidad del amigo Roger Suarez, por permitirnos entrar en su casa y participar este domingo con el y sus amigos....
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